A lo largo de nuestra vida es importante manejar y potenciar la asertividad, pero una época donde cobra vital importancia es en la adolescencia, donde decir no, y poder convencer con argumentos sólidos, nos evitarían multitud de complicaciones.
Estar seguros de lo que queremos y lo que no queremos, de lo que nos conviene o no. Conocer nuestros principios y valores, para poder defender con seguridad y respeto nuestras creencias.
Lo contrario a ser un adolescente asertivo lo encontramos en los jóvenes agresivos y sumisos.
Agresivo, el joven que se comunica de manera violenta, insultante, ofensivo, y dañino en sus comentarios.
Pasivo es el que mantiene una comunicación sumisa, olvidando su valía personal y amoldándose a la exigencias de los demás, sin defender sus derechos y necesidades.
Esto ocurre en un periodo, en el que los jóvenes centran toda su importancia y apoyo, en su grupo de iguales, esa será su referencia de actuación.
Ya no son los padres o profesores los modelos a seguir, sino que los propios compañeros serán el perfil de conductas y actitudes a imitar. Por esto es tan importante, que el joven sienta que aunque perteneciente a un grupo, es una unidad y que sus derechos están por encima de los hábitos marcados por el grupo.
Pero para ello ha de conocer y tiene que poder exponer sus ideas de manera clara, y respetuosa a sus amigos.
El "efecto rebaño", es común en esta etapa, pero lo importante, es potenciar esa asertividad de la que hablamos, para que cada oveja, pueda en un momento dado, dejar de comer del mismo pasto, o beber de otros charcos, si eso le parece oportuno y beneficioso para ella.
Las razones por las que un adolescente no se comporta de manera asertiva, suele ser por miedo al rechazo a sentirse excluido de un grupo por no cumplir las normas o actitudes y pensamientos comunes, que en muchas ocasiones no concuerda con las conductas o ideas que cada miembro de ese mismo grupo, tienen de manera personal.
Por otro lado el joven cree, que si lleva la contraria o defiende sus derechos, puede ser catalogado de chico rebelde o distinto, e incluso de descarado u ofensivo.
En otras ocasiones el adolescente piensa, que no tiene derecho a expresar sus propios sentimientos personales, o ni él mismo le da valor a emociones tan importantes como frustración, pena, rabia , dolor, y que en muchas ocasiones omiten, por miedo a dar muestras de debilidad o cobardía.
¿ Qué debemos enseñar a nuestros jóvenes para que aprendan a utilizar esa asertividad, tan necesaria en esta época de sus vidas?.
Apoyarles a indagar en su propio conocimiento, y a descubrir sus verdaderas inquietudes, como piensan y como se sienten realmente.
Ayudarles a saber controlar sus emociones, la impulsividad suele ser muy común en estas edades, decir las cosas sin pensar puede provocar conflictos y discusiones, por ello es importante que aprendan que todo lo que decimos o hacemos traerá diferentes consecuencias.
Enseñarles que "la paciencia es la madre de la ciencia", los jóvenes quieren vivir muy deprisa, concentrar muchas experiencias en poco tiempo, como si se les fueran los años, la juventud y tuvieran que condensar vivencias en muy poco tiempo.
Y por último y más importante, demostrarles que la franqueza con uno mismo es uno de los mejores tesoros que podemos poseer en nuestra vida. No querer engañarnos y ser honestos con nosotros y con los demás.
Nuestros diálogos internos suelen ser duales, es decir, el famoso angelito y diablillo sobre cada uno de nuestros hombros, aparecen de manera automática en cada una de nuestras decisiones por tomar.
No es fácil discernir entre lo que nos gustaría y lo que deberíamos hacer. Y esa conversación que mantenemos con nosotros mismos, puede ser la antesala de muchos problemas de fácil entrada y difícil salida, si la conclusión a la que habíamos llegado no era la acertada.
La frontera entre lo que creemos controlar una situación, y que esta pase a controlarnos, es una línea muy delgada y poco visible, y producto en muchos casos de decisiones mal tomadas en su origen,
La mejor vacuna que podemos suministras a nuestros adolescentes, es una buena dosis de asertividad, que les inmunizará de muchos males, que les acechan y persiguen en esta sociedad actual.
Estar seguros de lo que queremos y lo que no queremos, de lo que nos conviene o no. Conocer nuestros principios y valores, para poder defender con seguridad y respeto nuestras creencias.
Lo contrario a ser un adolescente asertivo lo encontramos en los jóvenes agresivos y sumisos.
Agresivo, el joven que se comunica de manera violenta, insultante, ofensivo, y dañino en sus comentarios.
Pasivo es el que mantiene una comunicación sumisa, olvidando su valía personal y amoldándose a la exigencias de los demás, sin defender sus derechos y necesidades.
Esto ocurre en un periodo, en el que los jóvenes centran toda su importancia y apoyo, en su grupo de iguales, esa será su referencia de actuación.
Ya no son los padres o profesores los modelos a seguir, sino que los propios compañeros serán el perfil de conductas y actitudes a imitar. Por esto es tan importante, que el joven sienta que aunque perteneciente a un grupo, es una unidad y que sus derechos están por encima de los hábitos marcados por el grupo.
Pero para ello ha de conocer y tiene que poder exponer sus ideas de manera clara, y respetuosa a sus amigos.
El "efecto rebaño", es común en esta etapa, pero lo importante, es potenciar esa asertividad de la que hablamos, para que cada oveja, pueda en un momento dado, dejar de comer del mismo pasto, o beber de otros charcos, si eso le parece oportuno y beneficioso para ella.
Las razones por las que un adolescente no se comporta de manera asertiva, suele ser por miedo al rechazo a sentirse excluido de un grupo por no cumplir las normas o actitudes y pensamientos comunes, que en muchas ocasiones no concuerda con las conductas o ideas que cada miembro de ese mismo grupo, tienen de manera personal.
Por otro lado el joven cree, que si lleva la contraria o defiende sus derechos, puede ser catalogado de chico rebelde o distinto, e incluso de descarado u ofensivo.
En otras ocasiones el adolescente piensa, que no tiene derecho a expresar sus propios sentimientos personales, o ni él mismo le da valor a emociones tan importantes como frustración, pena, rabia , dolor, y que en muchas ocasiones omiten, por miedo a dar muestras de debilidad o cobardía.
¿ Qué debemos enseñar a nuestros jóvenes para que aprendan a utilizar esa asertividad, tan necesaria en esta época de sus vidas?.
Apoyarles a indagar en su propio conocimiento, y a descubrir sus verdaderas inquietudes, como piensan y como se sienten realmente.
Ayudarles a saber controlar sus emociones, la impulsividad suele ser muy común en estas edades, decir las cosas sin pensar puede provocar conflictos y discusiones, por ello es importante que aprendan que todo lo que decimos o hacemos traerá diferentes consecuencias.
Enseñarles que "la paciencia es la madre de la ciencia", los jóvenes quieren vivir muy deprisa, concentrar muchas experiencias en poco tiempo, como si se les fueran los años, la juventud y tuvieran que condensar vivencias en muy poco tiempo.
Y por último y más importante, demostrarles que la franqueza con uno mismo es uno de los mejores tesoros que podemos poseer en nuestra vida. No querer engañarnos y ser honestos con nosotros y con los demás.
Nuestros diálogos internos suelen ser duales, es decir, el famoso angelito y diablillo sobre cada uno de nuestros hombros, aparecen de manera automática en cada una de nuestras decisiones por tomar.
No es fácil discernir entre lo que nos gustaría y lo que deberíamos hacer. Y esa conversación que mantenemos con nosotros mismos, puede ser la antesala de muchos problemas de fácil entrada y difícil salida, si la conclusión a la que habíamos llegado no era la acertada.
La frontera entre lo que creemos controlar una situación, y que esta pase a controlarnos, es una línea muy delgada y poco visible, y producto en muchos casos de decisiones mal tomadas en su origen,
La mejor vacuna que podemos suministras a nuestros adolescentes, es una buena dosis de asertividad, que les inmunizará de muchos males, que les acechan y persiguen en esta sociedad actual.
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