Lo importante de coger las riendas de nuestra vida, es reconocer que somos los únicos responsables de lo que nos ocurre.
Un estimulo externo no puede ser el culpable de un mal día, o de que nos sintamos tan desgraciados.
¿Has tenido el pensamiento alguna vez, en esos días que te levantas especialmente abatido, que si se te derrama la leche del desayuno, es suficiente para anticipar un mal día?. Un detalle tan insignificante, puede darnos la certeza de que ya todo el día saldrá torcido, todo me irá mal, nos decimos.
Solemos asumir los errores como generales y personales. Las cosas nos saldrán mal en todo y además por nuestra culpa, en cambio algo positivo será producto del azar y un hecho aislado de nuestra vida.
Es decir lo bueno que nos pasa es debido a un golpe de suerte, y en cambio lo malo es por nuestra culpa. ¿ Crees que esto es de verdad así?. Claro que no.
Vamos a empezar a confiar en nosotros mismos, un fallo, no significa que tengamos que seguir fallando.
Nuestra pareja, un amigo, mi madre o el vecino de enfrente, nadie tiene la culpa de que nosotros estemos bien o mal. La evaluación e interpretación de las cosas que nos ocurren la realizamos nosotros mismos y de nosotros depende el que nos hagan daño, nos limiten, o consigan ejercer el poder tan fuerte de teñir nuestra vida de un color o de otro.
Somos constructores de nuestra realidad, no existe una única verdad, sino en la que cada uno cree, consecuencia de unos esquemas en nuestra manera de pensar, producto de nuestra educación, personalidad y vivencias propias.
Si las gafas que llevas puestas te hacen ver la vida borrosa, poco nítida, quítatelas, tu eres el responsable de ver así y no hacerlo.
Soy el dueño de mis sueños, de mis anhelos, de mis miedos y mis desconfianzas, también soy el dueño de mis triunfos, mis éxitos , así como de mis tropiezos y fracasos.
Empezar a ver esos fracasos como experiencias para crecer, nos allanará el camino.
No hay errores si los vemos como lecciones, y lo más probable es que hasta que esa lección no la hayamos aprendido , se sucedan los mismos errores.
Así es la vida de maravillosa y misteriosa, cada enseñanza dependerá de lo que tardemos en aprenderla. Una vez superada comenzaremos con la siguiente lección.
Pero también debo asumir la responsabilidad de las consecuencias de mis actos, de lo que digo, de lo que callo, de cómo utilizo mi tiempo, de las personas que elijo para relacionarme, de la elección de mis metas.
Todo cuanto desee y haga es responsabilidad mía, por eso debemos dejar poca opción al azar.
El destino y la suerte también dependen de mi, y puedo colaborar con ellos para que mi vida sea lo más parecido a lo que anhelo.
Lo que ocurre es que a veces nos olvidamos de nuestros sueños y ya no sabemos hacia donde vamos o nos dejamos llevar como hoja mecida por el viento, sin control ni dirección prefijada.
Si eso nos llega a ocurrir lo importante es ser conscientes de ello. Por eso debemos pararnos de vez en cuando a "charlar" con nosotros mismos.
Hacer un inventario, un balance de cómo llevamos nuestra vida, sería una lástima perder un solo segundo de nuestra existencia en una dinámica de experiencias carente de objetivos y dirección marcada.
Para poder darnos cuenta de que nuestra vida no se nos va de las manos, para asegurarnos de que no hemos descarrilado en el tren de nuestra vida y que va por las vías que nos acercan a nuestra metas es necesario un chequeo personal de vez en cuando.
Igual que de manera periódica vamos al médico para pasar una revisión, análisis, o unas pruebas que a partir de cierta edad nos recomiendan. Igual que cada 6 meses visitamos al dentista, cada cierto tiempo también deberíamos hacernos un chequeo personal.
¿ Como llevo mi vida?.....
Plantearse uno objetivos de vida y unas metas es condición indispensable para vivir una vida con sentido.
Esos objetivos deben plantearse de manera consciente y clara. Conociendo lo que somos y siendo justos y sinceros con lo que podemos aportar para su consecución.
Caminar con destino nos ayudará en nuestra construcción de la autoestima. Es necesario un propósito firme para realizarnos, aunque para ello tengamos que cambiar algo de nosotros mismos o de nuestra vida.
Estar dispuestos a cambiar será un acto de valentía por nuestra parte y el primer paso para avanzar después de esa puesta apunto que realizaremos de manera regular.
Cuando llevamos el coche al taller para una revisión , normalmente siempre hay algo que cambiar, bujías , pastillas de frenos, rellenar el depósito de aceite,….. Lo mismo debería pasar con nosotros, el tiempo, la rutina, va desgastando y vaciando nuestras propias reservas de motivación, constancia y perseverancia.
Por todo ello comprobar el estado de cómo se encuentran todos los aspectos de nuestro día a día nos permitirá modificar, reponer y aumentar los niveles necesarios para que nuestra vida lleve un "motor alegre".
No debemos asustarnos de los grandes cambios ya que estos nos ayudarán a introducir grandes progresos, y aunque el coste sea alto, merecerá la pena todos lo extras que obtendremos
Al salir de este taller personal, en el que los niveles estarán restablecidos, tenemos a su vez que hacer una limpieza, una organización de nuestro equipaje. No conviene acumular demasiado peso, que no nos deje avanzar con soltura y ligereza.
Es un momento perfecto para aliviar la carga de todo aquello que nos dificulta la marcha: Experiencias pasadas, relaciones que han marcado, etiquetas y críticas limitantes y sobre todo esa excesiva preocupación por agradar a los demás que nos provoca un exceso de peso, y nos sobrecarga de exigencias que nos impiden alcanzar nuestras metas.
Cada uno debe llevar sus propias maletas, no cargues con el peso que te imponen los demás.
Un estimulo externo no puede ser el culpable de un mal día, o de que nos sintamos tan desgraciados.
¿Has tenido el pensamiento alguna vez, en esos días que te levantas especialmente abatido, que si se te derrama la leche del desayuno, es suficiente para anticipar un mal día?. Un detalle tan insignificante, puede darnos la certeza de que ya todo el día saldrá torcido, todo me irá mal, nos decimos.
Solemos asumir los errores como generales y personales. Las cosas nos saldrán mal en todo y además por nuestra culpa, en cambio algo positivo será producto del azar y un hecho aislado de nuestra vida.
Es decir lo bueno que nos pasa es debido a un golpe de suerte, y en cambio lo malo es por nuestra culpa. ¿ Crees que esto es de verdad así?. Claro que no.
Vamos a empezar a confiar en nosotros mismos, un fallo, no significa que tengamos que seguir fallando.
Nuestra pareja, un amigo, mi madre o el vecino de enfrente, nadie tiene la culpa de que nosotros estemos bien o mal. La evaluación e interpretación de las cosas que nos ocurren la realizamos nosotros mismos y de nosotros depende el que nos hagan daño, nos limiten, o consigan ejercer el poder tan fuerte de teñir nuestra vida de un color o de otro.
Somos constructores de nuestra realidad, no existe una única verdad, sino en la que cada uno cree, consecuencia de unos esquemas en nuestra manera de pensar, producto de nuestra educación, personalidad y vivencias propias.
Si las gafas que llevas puestas te hacen ver la vida borrosa, poco nítida, quítatelas, tu eres el responsable de ver así y no hacerlo.
Soy el dueño de mis sueños, de mis anhelos, de mis miedos y mis desconfianzas, también soy el dueño de mis triunfos, mis éxitos , así como de mis tropiezos y fracasos.
Empezar a ver esos fracasos como experiencias para crecer, nos allanará el camino.
No hay errores si los vemos como lecciones, y lo más probable es que hasta que esa lección no la hayamos aprendido , se sucedan los mismos errores.
Así es la vida de maravillosa y misteriosa, cada enseñanza dependerá de lo que tardemos en aprenderla. Una vez superada comenzaremos con la siguiente lección.
Pero también debo asumir la responsabilidad de las consecuencias de mis actos, de lo que digo, de lo que callo, de cómo utilizo mi tiempo, de las personas que elijo para relacionarme, de la elección de mis metas.
Todo cuanto desee y haga es responsabilidad mía, por eso debemos dejar poca opción al azar.
El destino y la suerte también dependen de mi, y puedo colaborar con ellos para que mi vida sea lo más parecido a lo que anhelo.
Lo que ocurre es que a veces nos olvidamos de nuestros sueños y ya no sabemos hacia donde vamos o nos dejamos llevar como hoja mecida por el viento, sin control ni dirección prefijada.
Si eso nos llega a ocurrir lo importante es ser conscientes de ello. Por eso debemos pararnos de vez en cuando a "charlar" con nosotros mismos.
Hacer un inventario, un balance de cómo llevamos nuestra vida, sería una lástima perder un solo segundo de nuestra existencia en una dinámica de experiencias carente de objetivos y dirección marcada.
Para poder darnos cuenta de que nuestra vida no se nos va de las manos, para asegurarnos de que no hemos descarrilado en el tren de nuestra vida y que va por las vías que nos acercan a nuestra metas es necesario un chequeo personal de vez en cuando.
Igual que de manera periódica vamos al médico para pasar una revisión, análisis, o unas pruebas que a partir de cierta edad nos recomiendan. Igual que cada 6 meses visitamos al dentista, cada cierto tiempo también deberíamos hacernos un chequeo personal.
¿ Como llevo mi vida?.....
Plantearse uno objetivos de vida y unas metas es condición indispensable para vivir una vida con sentido.
Esos objetivos deben plantearse de manera consciente y clara. Conociendo lo que somos y siendo justos y sinceros con lo que podemos aportar para su consecución.
Caminar con destino nos ayudará en nuestra construcción de la autoestima. Es necesario un propósito firme para realizarnos, aunque para ello tengamos que cambiar algo de nosotros mismos o de nuestra vida.
Estar dispuestos a cambiar será un acto de valentía por nuestra parte y el primer paso para avanzar después de esa puesta apunto que realizaremos de manera regular.
Cuando llevamos el coche al taller para una revisión , normalmente siempre hay algo que cambiar, bujías , pastillas de frenos, rellenar el depósito de aceite,….. Lo mismo debería pasar con nosotros, el tiempo, la rutina, va desgastando y vaciando nuestras propias reservas de motivación, constancia y perseverancia.
Por todo ello comprobar el estado de cómo se encuentran todos los aspectos de nuestro día a día nos permitirá modificar, reponer y aumentar los niveles necesarios para que nuestra vida lleve un "motor alegre".
No debemos asustarnos de los grandes cambios ya que estos nos ayudarán a introducir grandes progresos, y aunque el coste sea alto, merecerá la pena todos lo extras que obtendremos
Al salir de este taller personal, en el que los niveles estarán restablecidos, tenemos a su vez que hacer una limpieza, una organización de nuestro equipaje. No conviene acumular demasiado peso, que no nos deje avanzar con soltura y ligereza.
Es un momento perfecto para aliviar la carga de todo aquello que nos dificulta la marcha: Experiencias pasadas, relaciones que han marcado, etiquetas y críticas limitantes y sobre todo esa excesiva preocupación por agradar a los demás que nos provoca un exceso de peso, y nos sobrecarga de exigencias que nos impiden alcanzar nuestras metas.
Cada uno debe llevar sus propias maletas, no cargues con el peso que te imponen los demás.
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