Tenemos la oportunidad cada día de modificar nuestro destino, con lo que hacemos y con lo que no hacemos.
Los días tienen que tener un por qué, no hay nada más triste ni desmotivante que levantarnos de la cama, sin un plan . Hay que encontrar sentido a todo lo que hacemos.
Y ese sentido puede ser, un paseo relajante, una buena lectura, o disfrutar del silencio, debemos darle a todo su verdadera importancia, y sacar la maravillosa esencia de las cosas.
A partir de aquí, podemos empezar a vivir la vida que realmente hemos elegido , y nunca la entenderemos como impuesta.
Después de esa valoración justa y real de nosotros mismos, y de habernos planteado un plan de vida personal, hemos administrado a nuestro cuerpo la mejor de las vacunas y seremos inmunes a muchos de las agresiones que la vida tenga prevista para nosotros.
Cada contratiempo será un reto, y cada alegría se vivirá de manera plena.
Aceptaremos nuestros errores con respeto por nosotros mismos y mucho humor. La autocrítica y autoexigencia desmedida solo nos hará volver a seguir cometiendo los mismos errores.
No se hace a nadie bueno diciéndole que es malo, y menos podremos avanzar si no confiamos en nosotros mismos.
Buscaremos la demostración de nuestra valía, de nuestra eficacia, saliendo a la búsqueda de nuevas experiencias, que nos hagan llevar una vida con sentido, pero también con sentimiento.
Lo importante para sentirnos vivos es VIVIR, pero no solo se vive mientras el corazón late, y quedan ondas cerebrales en nuestro cerebro.
Vivir significa sentir, gozar, sufrir y poder dejar de hacerlo, caer y levantarnos, pero sobre todo luchar cada día por conseguir llevar nuestra vida tal y como nos habíamos propuesto.
El trofeo final será alcanzar el bienestar y la serenidad interior.
Comentarios
Publicar un comentario