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1.4 Gripe A-mor: ¿ Fin de la carrera ?



¿ Pero qué ocurriría si uno de los dos correrdores se sale del camino de la carrera o decide abandonar?. Para empezar, seguir corriendo.
No podemos detenernos porque no nos acompañen, seguimos teniendo dos piernas para correr, así que...... adelante.
Nuestro primer intento, será conseguir que la carrera vuelva a ser la que era. Aunque en algún momento hayamos necesitado detenernos, y uno de los dos corredores se haya salido de la calle de salida, debemos luchar por conseguir esa meta que veíamos tan clara al comienzo. Si una caída de cualquiera de los dos participantes ha detenido la carrera, se podrán curar las heridas y seguir avanzando juntos.

El problema puede surgir cuando de repente esa meta final empieza a desdibujarse, ya no es tan sólida como al principio, cada uno empieza a trazar otras metas por separado. Entonces tendremos que pensar que merece la pena detenernos a contemplar , lo que perdemos al distraernos con otros objetivos. Es grande el esfuerzo que nos ha costado llegar hasta ese punto, y sería marivolloso ser consecuentes con un propósito claro, que al alcanzarlo nos hará inmensamente felices.
El placer inmediato, o lo que en ese momento parece que nos ilusiona, no será duradero. Hemos invertido mucho esfuerzo, como para perder a largo plazo la satisfacción de ser fieles a las metas trazadas desde un principio.
La constancia y la voluntad son premio extras en el trofeo final.

También puede ocurrir que tu compañero decida comenzar una carrera en otro equipo y con otro acompañante. Ese momento será duro, y complicado seguir nuestra carrera sin perder de vista nuestro objetivo. Nos parecerá que ya no tiene sentido continuar, nos quedaremos sin fuerzas para seguir, entonces demostraremos que tipo de media naranja fuimos al principio, ¿ Lo recuerdas? .
Se verá que nuestra vacunación mereció la pena, porque aunque nos ataque la “enfermedad” estaremos preparado para luchar, y recuperarnos.

Debemos tener la valentía, de dejar al otro marchar. Hay veces que nos quedamos enganchados en una relación que ya no puede ser y nos olvidamos de que debemos seguir nosotros por separado.
Es posible, aunque no te lo parezca al principio.
Puedes tener la seguridad de que a partir de ese momento tu compañero comenzará otra competición bien distinta, nunca podrá ser igual a la que hubiera tenido contigo. Podrá volver a participar en otras , pero todas serán diferentes.
No te fijes más en su meta, ni en como avanza, y déjale correr, porque correrías el riesgo de abandonar tu propia prueba, y quedarte atrapado a mitad de camino.
Si nuestro sistema inmunológico emocional está fuerte, podremos analizar la situación de manera objetiva. No nos prohibirá continuar, ya que habíamos aprendido quien es nuestro mejor acompañante.
El rencor y el odio, son los sentimientos más dañinos que podemos poseer, nadie, nadie, podrá vivir tranquilo el resto de su vida, si su corazón alberga estas emociones.
El perdón es un "acto de egoísmo" muy necesario, cuando perdonamos no lo hacemos por el bien del otro , sino por el de nosotros mismos. Te darás cuenta de ello, cuando perdones de corazón y experimentes la paz que te produce.


Por todo ello, no debemos pensar, que elegimos siempre mal a nuestras parejas, o que nos salen ranas todas las personas con las que comenzamos una relación. A partir de ahora, entenderemos que no estábamos en el momento apropiado o con el sistema inmune emocional fuerte como para comenzar una relación.
Si nuestro estado anímico es bueno y nuestra visión de la realidad ajustada, tendremos la capacidad de decisión y la percepción , en un punto de ajuste correcto. No habrá distorsiones, ni falsas ilusiones que nos lleven a confiar, y a volcar todas nuestras expectativas, en una persona vista de manera desenfocada.

El amor no es ciego, es mejor no tener que recobrar de pronto la vista y ver a un desconocido a nuestro lado. Abrir bien los ojos desde el principio, os ayudará a disfrutar al máximo de esa persona, y no llevaros sorpresas que os dejen infectados por el virus del amor, el que enferma y embarga tu vida de tristeza y frustración.

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