La idea tan difundida de que para amar hay que sufrir, no es cierta. Puedes amar sin sufrir, la vacuna mágica para que eso ocurra es una buena dosis de corazón, otra importante de atracción, pero además una más preventiva que es tener la cabeza clara y con la capacidad de poder vivir esa relación conscientemente, y utilizando la razón.
Una contraindicación muy común, es pensar que esa persona cambiará en algún momento, como por arte de magia, y eso de verdad que no ocurrirá, ni ahora, ni probando a vivir juntos o casándote, o mucho menos por tener un hijo.
Si quieres que la persona a la que crees amar cambie, no te engañes, no lo hará. Tienes dos opciones o salir corriendo o aceptar todo el conjunto.
Utiliza una balanza mental, pesa un lado todo lo positivo que esa persona tiene, coloca en el extremo sus defectos, sabiendo que en un primer momento, en las primera fases de una relación , vemos esos con tanta pasión ,que nos parecen pequeñeces al lado de todas las virtudes.
Debemos pensar que esos defectillos que al principio nos parecen tan fáciles de llevar, con el paso del tiempo, se convertirán en gotas que colmarán el vaso de nuestra paciencia en muchos momentos. Por eso hay que asumirlos desde un principio, y ser consecuentes para que después del tiempo los aceptemos con el mismo buen grado que los aceptamos hoy. Es muy común que la ceguera del amor en un principio pase por alto, todo lo negativo, pero sería un ejercicio muy preventivo, intentar encontrarlos, encontrarlos para aceptarlos.
Una vez que podamos quererlo tal y como es, sin pretender que cambie en nada, seguiremos avanzando.
Bueno, pues entonces empezamos a caminar , ¿no?, ahora es cuando empieza la carrera de fondo, en la que de ir solos, pasamos, a correr en paralelo con nuestro nuevo acompañante, en esa carrera dura, de obstáculos, y apasionante que es la vida en pareja.
Es ahora cuando se va a demostrar nuestras dotes de atleta, si hemos entrenado bien, y hemos aprendido a correr solos, nos será fácil avanzar con nuestro acompañante, con el que formaremos un equipo.
El mejor premio será poder llegar a la meta juntos.
Habrá momentos difíciles y llenos de dificultades. Momentos en los que nuestra pareja de equipo necesitará ayuda, aliento, un empujón o incluso detenerse a descansar , entenderemos entonces que es mejor detener un rato nuestra propia carrera, para ayudar al otro, aunque perdamos tiempo, aunque incluso tengamos que desviarnos.
Tenemos que recordar que nuestro objetivo es llegar juntos a la meta, la victoria será mucho más reconfortante, y seguro que el premio obtenido mucho más valioso.
Nuestro compañero de equipo necesita de nosotros en cuerpo y alma para que podamos después avanzar de nuevo juntos. Estar pendiente del otro durante la carrera, es una labor que no debemos olvidar.
La evolución personal, no se produce al mismo ritmo en todas las personas, y a lo largo de nuestra vida de pareja nos encontraremos ante eventos, situaciones o simplemente épocas en las que el otro puede necesitar de un tiempo de adaptación o simplemente de reajuste personal. No todos viviremos igual un cambio de domicilio, el nacimiento de un hijo, un acoso laboral, y esto por poner unos poquísimos de los ejemplos a los cambios que nos enfrentaremos en nuestra vida, y que ahora compartimos.Por eso es importante respetar el ritmo de cada uno, con cariño, comprensión y paciencia, mucha paciencia.
En otros momentos seremos nosotros lo que flaquearemos y aprenderemos a darle señales durante su esfuerzo para que pueda ayudarnos. Seguramente, en algunos momentos, nuestra pareja de carrera, no sepa como hacerlo, no sabrá si nos tiene que empujar o dejarnos descansar un rato. No podemos culparle por eso, porque antes debemos ser precisos a la hora de solicitar ayuda y de cómo puede hacerlo.
Hay veces que creemos que nuestra pareja tiene que adivinar que algo nos pasa, preocuparse por nosotros, saber decirnos la palabra apropiada, el gesto necesario que nos alivie. Pero también tenemos que ser conscientes de que no somos claros en nuestras peticiones, la comunicación es básica, siempre que esta sea clara, sencilla y sincera.
Para poder esperar que nos ayuden, debemos tener la humildad de reconocer que necesitamos ayuda y tenr el valor de solicitarla.
Es fácil decepcionarnos y culpar al otro de nuestros propios fracasos, pero debemos saber que lo que consigamos en esta carrera será merito de los dos, uno no puede tirar del otro durante toda la carrera, los dos tienen que correr. Si no se llega al final juntos , será una cuestión de equipo. De los dos.
Lo importante es no perder de vista la meta, mirando siempre en la misma dirección y avanzando siempre juntos.
Tener un compañero de carrera es una gran ayuda, todo el esfuerzo se verá recompensado, si podemos compartirlo con una persona, aunque tiene muchas dificultades que debemos aprender a sortear.
Compartir nuestro día a día necesita de un nivel de generosidad tan grande, que es lo que tenemos que empezar a aprender. Al principio nos entregamos fácilmente, queremos agradar al otro en todo momento, y evitamos por todo los medios que se enfade, dañarle, o decir algo que le pueda doler, ¿ Por qué esto se va agotando de nuestras reservas?.
La empatía es una cualidad muy valiosa, que aunque no se posea, se puede ir entrenando para llegar a conseguirla. Significa, ponernos siempre en el lugar del otro, antes de juzgar, de comenzar a discutir. No siempre las cosas son como creemos, y no siempre el otro actúa de manera intencionada contra nosotros, hay que entender que detrás de una mala contestación o de un olvido importante que nos ha dolido, puede esconderse una jornada estresante en el trabajo, o simplemente un mal día.
Intentar entender los comportamientos de nuestra pareja, nos evitará muchos encuentros desafortunados.
Y por supuesto como también nosotros nos equivocamos en muchas ocasiones, también hacemos daño al otro.
Saber pedir perdón será un ejercicio necesario para que la carrera pueda continuar al mismo ritmo.
Los conflictos mal resueltos, los rencores, solo conseguirán hacer de esta carrera una prueba llena de tensiones, con bajo rendimiento, y resultados muy mediocres.
La vitalidad e ilusión deben de mantenerse constante, para el buen desarrollo de la misma, para que se pueda alcanzar un resultado de record mundial.
Nuestro propio record: Llegar a la meta marcada, con nuestro acompañante y después de un balance positivo de nuestro rendimiento común.
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