Ir al contenido principal

1.1 Gripe A-mor



¿ Podemos enfermar de amor?.
Ante una ruptura o un abandono por parte de la persona amada, sufrimos, nos lamentamos, nos hacemos mil preguntas sobre lo que pudo fallar y sobre todo, creemos en ese periodo de profunda tristeza, que jamás volveremos a encontrar a una persona que nos quiera y nos valore.
Caemos en un pozo oscuro, del que vemos difícil salir hacia la luz.
La verdad es que nos sentimos enfermos, sin fuerzas para continuar con nuestra vida. Parece que todo lo de nuestro alrededor, pierde brillo y sentido. Trabajo, familia, amigos…ya nada importa, algo se ha roto, y ha hecho que todo lo que nos rodea de repente y como por efecto mariposa, vaya cayendo sin remedio.
¿ Todo es amor?. Realmente no, o por lo menos no ese amor de una sola persona, que pueda destruir todo lo que funcionaba en nosotros.

Si nos preguntáramos realmente que es lo que nos duele de ese abandono, tendríamos que empezar por aclarar, por qué nos duele.

Pero para llegar a una conclusión, mejor es empezar desde el principio.


PREPARADOS PARA AMAR


¿Estamos preparados en cualquier momento para empezar una relación amorosa? , ¿ O deberíamos “vacunarnos” antes para que ese virus tan potente, maravilloso y en algunos casos destructivo, como es el amor no nos enferme demasiado?

El cuerpo necesita de un sistema inmunológico fuerte y sano, que pueda combatir contra los agentes externos que diariamente acechan a nuestra salud. Si estamos correctamente alimentados, y contamos con las defensas oportunas, estaremos preparados para ganar cualquier batalla vírica.
Para un largo viaje, a países con enfermedades ante las que no estamos expuestos, debemos prepararnos con antelación.
Por ejemplo al visitar algún lugar de África tenemos que informarnos de las vacunaciones necesarias para disfrutar de esas vacaciones sin poner en juego nuestra salud, y aunque a nadie le gusta un pinchazo, se hace con mucho gusto por el fin que se persigue. Una vez completada la vacunación emprenderemos el trayecto tranquilos, estaremos inmunizados ante los virus de aquel lugar donde pasaremos nuestras vacaciones soñadas.
Lo mismo nos ocurre ante esa magnífica travesía, en la que nos embarcamos en el amor. Debemos estar listos para poder combatir a muchos de los agentes que nos acechan en esos momentos: Celos, egoísmos, ira, …Nuestra mente también necesita encontrarse fuerte y sana, preparada para luchar contra un virus que necesita de un equilibrio mental sólido para que cuando ataque ese bichito que nos hace enamorarnos, sepamos por un lado disfrutarlo sin que nos haga daño y por otro saberlo mantener.

En la sociedad actual esta epidemia tan preocupante, es la de los millones de matrimonios y parejas que fracasan continuamente cada día, producto en su mayoría de mentes poco inmunizadas.

Dos organismos que no han soportado los ataques externos e internos y que han dejado de vigilar continuamente que en su sistema, no disminuyan las defensas que lo protegen.


Si, pero ¿ como podemos hacer para que ese sistema inmune del que hablamos este fuerte y sano?.

Tampoco es fácil comprobar realmente cual es el nivel correcto ni cual la vacuna adecuada que nos debemos suministrar para poder amar y dejarse amar. Vamos a intentarlo:

“ Si se debe amar al prójimo como a uno mismo, es por lo menos tan justo amarse a si mismo como al prójimo” Chamfort.

Hemos oído más de una vez , que para amar a alguien tenemos que amarnos antes a nosotros mismos, pero que pocas veces lo creemos...y lo que es peor, en que raras veces lo cumplimos.
¿ Sabemos que significa querernos?, no es ni mucho menos, pensar solo en nosotros mismos, buscar únicamente nuestro propio beneficio, y por supuesto no deberíamos caer en la vanidad, el egocentrismo, o la soberbia.
Querernos, sería saber sacar de nosotros lo mejor que poseemos, conocer nuestros potenciales y motivarnos para conseguir nuestras metas. Ser nuestros mejores aliados, los que mejor podemos alentarnos cada día. Y saber que no debemos esperar una palmadita en la espalda al final del día reconociendo lo bien que hemos actuado esa jornada. Esa palmadita, deber ser a partir de ahora nuestra “ autopalmadita”, la que nos haga recapacitar sobre el transcurso de nuestra vida, de manera justa y eficiente.
Antes de nada, y aunque encontremos a nuestra alma gemela, nuestra media naranja, y todas esas cosas que queremos creer en un principio, debemos comprobar primero que tipo de media naranja somos nosotros, ¿ somos media o quizás un cuarto?, ¿ fresca y jugosa o tirando a pocha y seca?.
Difícil sería intentar complementar esa media mitad, si a nosotros nos faltan cualidades básicas para poder hacer esa unidad. Y esas cualidades, no son ni mucho menos ser más o menos atractivos, más o
menos interesante, con más o menos éxito....

Erich Fromm afirmaba en su libro el Arte de Amar, que la habilidad de estar solo con uno mismo es condición indispensable para la capacidad de amar.

Necesitamos comprobar lo que significa ser uno, para poder ser dos. Saber lo que es la soledad elegida.
Una de las cosas más difíciles que aprende el ser humano, es la de estar solo, de hecho muchos mueren sin haberlo conseguido, o sin ni siquiera haberlo intentado.
Aprender a estar con nosotros mismos, a llegar a conocernos, a escuchar nuestros propias ideas y necesidades, y a conformar una personalidad con la que nos sintamos bien, maduros emocionalmente.
Esto es, llegar a aceptarnos como somos, saber nuestras capacidades y nuestros defectos y limitaciones.
En definitiva, poder comprendernos, poder anticipar muchas de nuestras reacciones, para nosotros mismos y como consecuencia con los demás.
Así sabremos lo que significa cuidarnos, mimarnos, estar atentos a nuestros anhelos y deseos. Una vez que sepamos hacer esto, tendremos la seguridad de poder hacerlo con los demás.

Construir esta sana autoestima será el primer paso para adentrarnos en el mundo del amor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

9. PARÁSITOS EMOCIONALES

Según el diccionario de la lengua española, la definición de parásito, sería aquel organismo que vive a costa de otro, alimentándose de él y causándole algún perjuicio. Seguro que esta descripción nos recuerda a muchos, a personas que nos rodean, de las que estamos infectadas y que de manera tan difícil nos cuesta escapar. Un tipo de personas que sin darse cuenta en algunos casos o deliberadamente en otros, escogen a sus presas para quedar instaladas en su sistema emocional y de él servirse a discreción, hasta acabar con las reservas de su  hospedador. Hay relaciones, ya sean de amistad, familiares o amorosas, que desgastan, anulan y nos dejan atrapadas en ellas. Por contagio  transmiten sus estados emocionales, que en muchos casos es negativo, y por más que queramos recuperarnos, con apenas unos minutos de exposición de nuevo a ellas, se vuelven a agotar nuestras reservas. Para poder protegernos y conseguir escapar de este efecto tan devastador, vamos a conocer primero

CARTA A UN ADOLESCENTE

                                   QUERIDO ADOLESCENTE: Ahora que comienza la época más apasionante de tu vida, quiero dirigirme a ti en unas líneas, desde la humildad y sin creer que sé más, por ser adulto, ni esperar que tengas obligación de seguir estos consejos. En primer lugar bienvenido a este maravilloso viaje del desapego y a esta etapa llena de cambios y contradicciones. Apasionante camino este de la vida, repleto de magníficos retos.  Un trayecto sin final,  en el que no debes plantearte un único destino o correrás el riesgo de que te entre prisa por alcanzarlo y no disfrutes del viaje. Las metas pueden ser importantes, siempre y cuando te permitas modificárlas si así lo deseas.  Al igual que al comenzar a caminar de pequeño, aceptaste ayuda hasta conseguir hacerlo sólo, ahora podrás necesitar apoyo en algunos momentos, lugares donde agarrarte hasta mantener el equilibrio. Pero cuida de sujetarte en sitios seguros y sólidos, o podrás caer fácilmente.  De to

13.CONTAGIO EMOCIONAL

                    Como el juego del frontón, donde enviamos la pelota contra la pared y vuelve, dependiendo de la dirección, la fuerza y la intención, así son nuestras relaciones con los demás. No nos damos cuenta hasta que punto la interacción con los otros, depende mucho de la manera que tenemos de dirigirnos a ellos: El tono, el mensaje, la intención e incluso nuestra propia emoción. Cuando yo sonrío a alguien y este me devuelve la sonrisa, por mínima que sea, se ha producido un contagio emocional. Si yo puedo conseguir que alguien sonría por mi propia sonrisa, significará que también puedo conseguir, que este más alegre. De la misma manera, si mi gesto de preocupación y tristeza, por mal humor o pesimismo contagia, lograré que los que están conmigo, se sientan más tristes también. Es verdad que hay personas más capaces de transmitir y otras más susceptibles de contagio, pero también es cierto, que al final, las emociones dominantes pueden convertirse en una epidemia