Una vez llegado al punto de autoconocimiento del que hablábamos, en el que ya hemos aprendido a convivir con nosotros mismos, podemos empezar a pensar, que puede haber alguien interesante por conocer.
Solo entonces nuestra valoración será objetiva, y no un producto de la necesidad de sentirnos acompañados, cuidados, alabados, empujados, ya que para eso tenemos a la mejor persona que nos va acompañar con total seguridad a lo largo de toda nuestra vida: A nosotros mismos.
Aferrarnos a alguien como a un salvavidas sobreviene grandes peligros, nadie nos puede salvar, más que nosotros mismos.
No llegará nadie que ejerza de mago y modifique toda tu vida, convirtiéndola en lo que tu deseas, la vida que tu tienes es tuya, y tu serás dueño de ella , depende de cómo la utilices recogerás unas cosas u otras.
El amor puede ayudarte a conseguir lo que te propones, alentarte a ser mejor, hacer que quieras superarte cada día para entregar todo lo bueno que tienes a quien tienes al lado, pero en ti está la fuerza.
Tu eres el motor, el amor solo podrá llegar a ser la gasolina.
Llega el momento entonces de valorar si la persona de la que creo estar enamorándome, o para los más pasionales, de la que nos hemos enamorado perdidamente desde el primer momento, puede ser firme candidata a entregarle eso tan valioso que soy yo. Valioso porque soy único, y en el conocimiento de mi mismo estoy entregando todo lo que tengo, sin reservas, no esconderé aspectos de mi mismo por inseguridades o miedo a ser rechazado. Soy esta persona y me gusta como soy.
Debemos hacer entonces un ejercicio de masas. Para que el resultado sea positivo, hay tres niveles que debemos valorar, y que debemos examinar con minuciosidad, exactitud y sobre todo, sinceridad personal.
Ahí va el gran problema químico:
Imaginemos tres probetas de laboratorio, y pensemos con que cantidad llenamos cada una de ellas ( ya que esta prueba nos dará una fórmula química magistral), solo la ecuación dará un resultado positivo , si las tres probetas se mantienen al mismo nivel, ni una más llena ni más vacía. Conviene que su capacidad esté al máximo.
La primera probeta representa el corazón. Medir que lo que sentimos por esa persona es realmente especial y único, que se nos acelera el ritmo cardiaco al acordarnos de ella, que nos hace conocer lo que significa amar.
Sería lo que llamamos estar enamorado, que muchas veces aparece de repente y sin saber por qué. Sería esa química difícil de explicar que se produce al conocer a una persona, no sabes realmente que es lo que te gusta más: Sus ojos, su personalidad, su manera de andar, esa sonrisa cuando dice adiós, su voz, su conversación, su delicadeza , y casi una infinita lista de cualidades, que nos colocan al“ bichito” , en el estómago, y peor aún, que se nos instala en el cerebro, dejándonos casi todas nuestras neuronas invadidas por un único tema: Esa persona
La segunda representa la atracción. Comprobar lo que físicamente nos produce su presencia.
Desde la primera impresión, o lo que románticamente reconocemos como flechazo algo nos salta en nuestro interior como un resorte. Hemos encontrado la pieza del puzzle con la que nuestro cuerpo encajará a la perfección
Una pasión que nos invade y en algunos casos nos desboca , con la que empezamos a reconocer sensaciones y placeres desconocidos hasta entonces .
Y la tercera probeta representa la cabeza.
Valorar la admiración que sentimos por la otra persona, saber que nuestros proyectos de futuro cobran sentido a su lado.
Nos pone los pies en la tierra ya que al principio ese sentimiento tan intenso que conocemos como amor, nos hace volar tan alto que podemos perder la perspectiva de lo que dejamos abajo.
Nos ayuda a vivir no solo el presente, ya que es en ese momento cuando es todo tan maravilloso que aseguramos con total certeza que hemos encontrado al amor de nuestra vida.
Es la cabeza, la racionalidad. Y es una pena, pero en este momento también debemos utilizarla. No estamos en una isla desierta con la persona amada, vivimos rodeados de mil condicionantes que afectan, salpican , influyen en esa relación de pareja. La cruda realidad es que es imposible ser solo dos: La familia , el trabajo ,el día a día, se meten en la relación sin invitarles, por esos debemos utilizar las herramientas necesarias para hacerles un hueco en el lugar correcto.
Pero sobre todo sabremos que si esta probeta se encuentra llena estaremos preparados para controlar que los otros niveles ni se vacíen ni se desborden, lo que es realmente importante.
Es solo entonces, cuando podamos verificar que las tres probetas se encuentran igual de llenas, cuando podremos afirmar que hemos hallado esa fórmula magistral que nos da un resultado maravilloso: Hemos encontrado a la persona correcta.
Conformarnos con que una probeta esté muy llena es lo que solemos hacer en la mayoría de los casos cuando conocemos a alguien.
Hay veces que alguien nos atrae tanto, nos parece tan espectacular, que incluso creemos imposible que se haya fijado en nosotros.Solo su presencia nos hace temblar. Pero que triste es pensar, que después de unos meses, incluso si somos sinceros en apenas unos días, nuestros temas de conversación se irán agotando, una cena romántica se convertirá en un largo silencio porque no tendremos temas de que hablar, discutir sobre cualquier cosa será sencillo porque seguramente tendremos poco en común, ¡pero que orgullo llevar ese bellezón a nuestro lado......!
En otra ocasión esa persona tan inteligente, de la que realmente nunca nos hubiéramos fijado si no hubiera sido por su facilidad de palabra, con la que nos ha convencido para salir un día y repetir un segundo y ante el que nos encontramos como con un libro abierto. Le admiramos, por su posición , su manera de desenvolverse en la vida . Es estupenda como persona, pero hay algo que no, que no cuadra, y difícilmente lo podemos explicar, pero nos vamos convenciendo, ¿ Como puede ser si es perfecto?, poco a poco me enamoraré, eso es lo que nos repetimos para seguir adelante, tan adelante que nos habremos metido en una situación de difícil salida.
Y lo más común cuando todavía no hemos aprendido a querernos lo suficiente, es encontrar un ser, que nos da todo. Rápidamente creemos que es la persona que estábamos esperando, como si hubiera aparecido nuestro salvador, con la que todo cuadra. No somos capaces de detectar ningún fallo, todo es perfecto, idílico....... ¿ Será todo igual de maravilloso después de tres, siete o diez años?
Ninguno de estos tres ejemplos serán el reflejo de un éxito a largo plazo en nuestra relación, como decíamos, no estaban llenas las tres probetas por igual, no vale que una esté al máximo, no es suficiente.
Solo entonces nuestra valoración será objetiva, y no un producto de la necesidad de sentirnos acompañados, cuidados, alabados, empujados, ya que para eso tenemos a la mejor persona que nos va acompañar con total seguridad a lo largo de toda nuestra vida: A nosotros mismos.
Aferrarnos a alguien como a un salvavidas sobreviene grandes peligros, nadie nos puede salvar, más que nosotros mismos.
No llegará nadie que ejerza de mago y modifique toda tu vida, convirtiéndola en lo que tu deseas, la vida que tu tienes es tuya, y tu serás dueño de ella , depende de cómo la utilices recogerás unas cosas u otras.
El amor puede ayudarte a conseguir lo que te propones, alentarte a ser mejor, hacer que quieras superarte cada día para entregar todo lo bueno que tienes a quien tienes al lado, pero en ti está la fuerza.
Tu eres el motor, el amor solo podrá llegar a ser la gasolina.
Llega el momento entonces de valorar si la persona de la que creo estar enamorándome, o para los más pasionales, de la que nos hemos enamorado perdidamente desde el primer momento, puede ser firme candidata a entregarle eso tan valioso que soy yo. Valioso porque soy único, y en el conocimiento de mi mismo estoy entregando todo lo que tengo, sin reservas, no esconderé aspectos de mi mismo por inseguridades o miedo a ser rechazado. Soy esta persona y me gusta como soy.
Debemos hacer entonces un ejercicio de masas. Para que el resultado sea positivo, hay tres niveles que debemos valorar, y que debemos examinar con minuciosidad, exactitud y sobre todo, sinceridad personal.
Ahí va el gran problema químico:
Imaginemos tres probetas de laboratorio, y pensemos con que cantidad llenamos cada una de ellas ( ya que esta prueba nos dará una fórmula química magistral), solo la ecuación dará un resultado positivo , si las tres probetas se mantienen al mismo nivel, ni una más llena ni más vacía. Conviene que su capacidad esté al máximo.
La primera probeta representa el corazón. Medir que lo que sentimos por esa persona es realmente especial y único, que se nos acelera el ritmo cardiaco al acordarnos de ella, que nos hace conocer lo que significa amar.
Sería lo que llamamos estar enamorado, que muchas veces aparece de repente y sin saber por qué. Sería esa química difícil de explicar que se produce al conocer a una persona, no sabes realmente que es lo que te gusta más: Sus ojos, su personalidad, su manera de andar, esa sonrisa cuando dice adiós, su voz, su conversación, su delicadeza , y casi una infinita lista de cualidades, que nos colocan al“ bichito” , en el estómago, y peor aún, que se nos instala en el cerebro, dejándonos casi todas nuestras neuronas invadidas por un único tema: Esa persona
La segunda representa la atracción. Comprobar lo que físicamente nos produce su presencia.
Desde la primera impresión, o lo que románticamente reconocemos como flechazo algo nos salta en nuestro interior como un resorte. Hemos encontrado la pieza del puzzle con la que nuestro cuerpo encajará a la perfección
Una pasión que nos invade y en algunos casos nos desboca , con la que empezamos a reconocer sensaciones y placeres desconocidos hasta entonces .
Y la tercera probeta representa la cabeza.
Valorar la admiración que sentimos por la otra persona, saber que nuestros proyectos de futuro cobran sentido a su lado.
Nos pone los pies en la tierra ya que al principio ese sentimiento tan intenso que conocemos como amor, nos hace volar tan alto que podemos perder la perspectiva de lo que dejamos abajo.
Nos ayuda a vivir no solo el presente, ya que es en ese momento cuando es todo tan maravilloso que aseguramos con total certeza que hemos encontrado al amor de nuestra vida.
Es la cabeza, la racionalidad. Y es una pena, pero en este momento también debemos utilizarla. No estamos en una isla desierta con la persona amada, vivimos rodeados de mil condicionantes que afectan, salpican , influyen en esa relación de pareja. La cruda realidad es que es imposible ser solo dos: La familia , el trabajo ,el día a día, se meten en la relación sin invitarles, por esos debemos utilizar las herramientas necesarias para hacerles un hueco en el lugar correcto.
Pero sobre todo sabremos que si esta probeta se encuentra llena estaremos preparados para controlar que los otros niveles ni se vacíen ni se desborden, lo que es realmente importante.
Es solo entonces, cuando podamos verificar que las tres probetas se encuentran igual de llenas, cuando podremos afirmar que hemos hallado esa fórmula magistral que nos da un resultado maravilloso: Hemos encontrado a la persona correcta.
Conformarnos con que una probeta esté muy llena es lo que solemos hacer en la mayoría de los casos cuando conocemos a alguien.
Hay veces que alguien nos atrae tanto, nos parece tan espectacular, que incluso creemos imposible que se haya fijado en nosotros.Solo su presencia nos hace temblar. Pero que triste es pensar, que después de unos meses, incluso si somos sinceros en apenas unos días, nuestros temas de conversación se irán agotando, una cena romántica se convertirá en un largo silencio porque no tendremos temas de que hablar, discutir sobre cualquier cosa será sencillo porque seguramente tendremos poco en común, ¡pero que orgullo llevar ese bellezón a nuestro lado......!
En otra ocasión esa persona tan inteligente, de la que realmente nunca nos hubiéramos fijado si no hubiera sido por su facilidad de palabra, con la que nos ha convencido para salir un día y repetir un segundo y ante el que nos encontramos como con un libro abierto. Le admiramos, por su posición , su manera de desenvolverse en la vida . Es estupenda como persona, pero hay algo que no, que no cuadra, y difícilmente lo podemos explicar, pero nos vamos convenciendo, ¿ Como puede ser si es perfecto?, poco a poco me enamoraré, eso es lo que nos repetimos para seguir adelante, tan adelante que nos habremos metido en una situación de difícil salida.
Y lo más común cuando todavía no hemos aprendido a querernos lo suficiente, es encontrar un ser, que nos da todo. Rápidamente creemos que es la persona que estábamos esperando, como si hubiera aparecido nuestro salvador, con la que todo cuadra. No somos capaces de detectar ningún fallo, todo es perfecto, idílico....... ¿ Será todo igual de maravilloso después de tres, siete o diez años?
Ninguno de estos tres ejemplos serán el reflejo de un éxito a largo plazo en nuestra relación, como decíamos, no estaban llenas las tres probetas por igual, no vale que una esté al máximo, no es suficiente.
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