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18.SUPERWOMAN

                           

Un nuevo “virus”, que ha aparecido en el último siglo, es el síndrome de Superwoman.

 Se conoce por las consecuencias tan devastadoras que tiene para la salud física y mental de la mujer, provocando insomnio, ansiedad, depresión o trastornos de conducta alimentaria.

La igualdad de género por la que se ha luchado, y se sigue luchando, no ha hecho más que obligar a la mujer a un sobreesfuerzo, para demostrar esta paridad, que se ha intentado defender.

A nivel profesional, las mujeres luchan por conseguir puestos de responsabilidad, y se esfuerzan por alcanzar el mismo nivel e ingresos que los hombres.

A nivel doméstico, aunque la teoría entiende que las tareas deberían ser compartidas, la realidad demuestra que en la mayoría de los casos, la mujer lleva el peso de la casa, la organización general del hogar y la mayor parte de dedicación a los niños. Solo un dato: El teléfono que en los colegios tienen para avisar a uno de los dos padres, es el de la madre en un 97% de los casos. No quiero abusar de las estadísticas, pero sorprendería la alta proporción de desigualdad todavía existente.

A nivel estético, los medios de comunicación y los cánones de belleza actuales, presentan una mujer que no envejece. Que se mantiene estupenda a pesar de los años, de los embarazos y del “tute” de cada día.

Y así es como nosotras mismas, nos hemos metido en la boca del lobo. Tenemos que hacer lo que puede hacer un hombre en lo laboral ( lo que es más que obvio), pero tenemos que seguir siendo unas madres abnegadas y unas mujeres estupendas. Nos obligamos a llegar a todo y además hacerlo bien. Y lo que ocurre es que unido a ese esfuerzo constante, se une la sensación de insatisfacción por creer que no se llega a hacer todo tan bien como nos gustaría. El sentimiento de culpabilidad, por desatender en algunos momentos alguna de las parcelas, no es más que una distorsión de pensamiento. No podemos aspirar a ser perfectas.
NO SUPERWOMAN.

Desde que la mujer salta de la cama hasta que vuelve a meterse en ella, se enfrenta a un día contrarreloj, donde se solapan multitud de actividades, planificaciones, traslados, y lo que es peor, esa sensación de "no llegar" constante, que consume mucha energía y debilita aún más, produciendo ese agotamiento mental, que es el causante de los muchos de los trastornos que actualmente llevan a las mujeres a las consultas médicas. Y es en estas, donde darán esas "pastillas mágicas", los ansiolíticos o depresivos ( 7 de cada 10 personas que consumen estos fármacos, son mujeres).

En cambio lo que se debería aprender, es la manera de flexibilizar, de priorizar de delegar:

Elegir:
 Si mi profesión es mi prioridad, no sentirnos culpables por tener que delegar funciones domésticas a otras personas.
Si decido que mi familia y mi casa es lo primero, aceptar que mi profesión debe quedar en un segundo plano. 

Bajar el listón:
No tenemos que estar constantemente demostrando lo que valemos y de lo que somos capaces. Nosotras mismas, debemos exigirnos menos, y poder sentirnos satisfechas, sin pretender mejorar continuamente y abarcar más.

Utilizar la "ecuación mágica":

33% De lo que TENEMOS que hacer+ 33% De lo que DEBEMOS hacer+ 33% De lo que QUEREMOS hacer = Vida plena y satisfactoria.


        



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