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¿ERES UN PROCRASTINADOR?


Todos los somos en algún momento.
Todos hemos postergado algo que debíamos hacer, para hacer otra cosa que nos apetecía más en un momento concreto.
Pero cuando esta manera de actuar se convierte en un hábito, puede suponer un problema y convertirse en una disfuncionalidad psicológica, afectando a la salud y a la calidad de vida de la persona que lo padece.
La procrastinación se está comenzando a estudiar y a tratar en el ámbito clínico, ya que lo que se podía catalogar como pereza o falta de voluntad, no debe convertirse en una etiqueta que limite y no deje opción al cambio.
Realmente cuando hablamos de un problema de procrastinación , hablamos de una dificultad en la gestión del tiempo y un dialogo interno engañoso, donde se manipulan las prioridades y se cometen errores como la sobreestimación o subestimación del tiempo y las capacidades.
El autoengaño, es algo muy común de los procrastinadores, pero el origen o la razón por la que se instalan esta tipo de conductas son muy variadas. Unas veces es el miedo al fracaso, lo que hace no ponerse a la tarea encomendada, por temor a no hacerlo bien o a equivocarse. Otras veces el exceso de perfeccionismo, que lleva a no terminar algo pendiente, hasta no tener la seguridad, de que no se podrá acabar perfectamente. Otra la falsa creencia de que se trabaja mejor bajo presión o al limite, con lo que se asume una carga de estrés extra, que en ningún caso beneficia al rendimiento
Lo que si es común en todos los casos, es la ansiedad que generan esas tareas siempre pospuestas y pendientes, incluso la propia acción de posponer, supone una insatisfacción que merma la autoestima y nos lleva a la indefensión aprendida ( creer que ya no vamos a ser nunca capaces de hacerlo).
Si crees que estas inmerso en una espiral de procrastinación de la que no puedes salir, intenta estas opciones:
1. Cero excusas y justificaciones. Si hay una razón importante, no se necesitará buscar razones para convencernos, de que no hacer eso que debemos no tendrá consecuencias. Duda siempre de los que se justifican demasiado, incluso cuando ese alguien seas tú.
2. Planea tus actividades y tareas de manera realista. No aspires a lo difícil, si no a lo posible.
3. Piensa en función de pequeños pasos, divide la tarea en aproximaciones sucesivas hasta el logro.
4. Se coherente y justo en tus capacidades. Podrás conseguir lo que te propongas, siempre y cuando gestiones de manera correcta tu tiempo y tu esfuerzo. Si consideras que es necesario pedir ayuda, hazlo.
5. Aprende a priorizar. A veces es útil, hacer una lista en papel, sabiendo diferenciar,  lo urgente de lo necesario. Nos enredamos en este aspecto. Hay veces que lo urgente puede esperar, si lo necesario es más importante.
6. Utiliza el refuerzo positivo contigo mismo, siempre será importante para ayudarte a continuar. Pero no te castigues demasiado en caso de no conseguirlo. Recuerda: No hacemos a nadie bueno, diciéndole que es malo.
No consideres que algo, que ha sido tu manera de actuar hasta día de hoy, tenga que ser algo que te defina, siempre podemos cambiar aspectos de nuestra conducta con los que no estamos satisfechos.
¿Lo intentamos?



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