No sólo por ser San Valentin, pero aprovechando el día, suscribo una carta que escribió Paul Newman a su segunda mujer con la que estuvo gran parte de su vida.
No se podría explicar mejor:
La felicidad en el matrimonio no es algo
que simplemente sucede. Un buen matrimonio debe crearse. En el Arte del
Matrimonio, las pequeñas cosas son las cosas grandes. Es nunca ser
demasiado viejo para tomarse de las manos. Es recordar decir “Te amo” al
menos una vez al día.
Es jamás ir a dormir enfadados. Es no dar
nada por sentado, el noviazgo no debe terminar con la luna de miel,
sino que debe continuar a través de todos los años. Es tener objetivos
comunes, es estar de pie juntos frente al mundo.
Es formar un círculo de amor que se
acumula en toda la familia. Es hacer cosas por los demás, no en la
actitud de servicio o sacrificio, sino con alegría. Es decir palabras de
aprecio y demostrar gratitud de maneras bien pensadas.
No está esperar que el marido sea el
hombre perfecto o que la mujer sea la esposa soñada. No es la busca de
la perfección en sí. Es cultivar la flexibilidad, la paciencia, la
comprensión y el sentido del humor. Es tener la capacidad de perdonar y
olvidar.
Se trata de una búsqueda común de lo
bueno y lo bello. Se está estableciendo una relación en la que la
independencia es igual, la dependencia es mutua y la obligación es
recíproca. No se trata sólo de casarse con la pareja adecuada, es ser el
socio adecuado.
Con amor, Paul.
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