¡Ya estamos de vuelta!
El tono anímico generalizado en estos días es de pereza y abatimiento,
por la vuelta a la hastiada rutina, a una realidad con la que no todos se
encuentran satisfechos.
Volver cuesta mucho, cuando se cree, que hay que retomar lo
que dejamos, eso que estaba asociado a esfuerzo, trabajo, monotonía...
Pero volver es empezar, y empezar lo que nos propongamos.
Podemos volver a hacer lo mismo, y resultar totalmente diferente si sabemos enfocarlo de manera personalizada y funcional. Con nuevos objetivos, nuevos retos, nuevos proyectos ilusionantes.
Cuando hacemos nuestros propósitos, para "el nuevo
curso", siempre se nos plantea la duda de si tendremos suficiente FUERZA
DE VOLUNTAD para conseguirlos. Y hay veces que es suficiente con pensar que no
la tendremos, como para ni intentarlo y abandonar antes de poner nuestro
proyecto en marcha.
La fuerza de voluntad por tanto adquiere en este momento su
mayor importancia, para evitar eso que nos invade, y que tanto limita, llamado
PEREZA.
La voluntad es la capacidad que tenemos para realizar o no
una determinada conducta. Y esa conducta esta íntimamente relacionada con el
deseo o las ganas de hacerla. Si no conseguimos hacer lo que nos habíamos propuesto,
creeremos que la pereza y la desidia nos lo impiden.
Sabemos que hay personas con un voluntad más fuerte que
otras, pero si consideramos la voluntad como un tesoro que poseemos, se puede
hacer la siguiente comparación: Hay gente que teniendo mucho dinero, pueden
llegar a malgastarlo y personas que con muy poco, hacen verdaderos milagros de
economía.
Lo mismo ocurre con la voluntad, no importa cuanta tenemos,
si no como la utilizamos, y eso lo podemos aprender.
Para poder poner en marcha nuestra voluntad, debemos seguir
uno pasos. El primero es indispensable: LA MOTIVACIÓN.
Tener que hacer algo, sin tener un motivo para hacerlo, es
un imposible al que nos exponemos en muchas situaciones, y además cuando no lo
hacemos nos sentimos culpables y perezosos.
Siempre es necesario, encontrar un por qué a lo que vamos a
hacer, si no el fracaso estara asegurado.
Habrá muchos momentos en el que nos costará encontrar ese
sentido a actividades y trabajos impuestos, pero nunca podemos dejar de darle
significado, ya que será el primer paso para poder ejecutarlo.
Junto con la motivación, necesitamos un propósito, algo
personal, esa meta y objetivo, que nunca debe faltarnos. A lo mejor no
encontraremos una relación directa de esa meta, con lo que debemos hacer y nos
está costando, pero si lo pensamos un poco entenderemos que todo esta relacionado.
Otros paso, es LA PLANIFICACIÓN, el cómo lo voy a hacer. Si viniéramos
con un libro de instrucciones personales debajo del brazo, todo sería más fácil,
pero como no es así debemos dedicar un tiempo a organizar y conocer como vamos
a hacer cada cosa. Hasta la más dura y complicada de las tareas, si se
planifica y divide en otras más sencillas, se consigue. Así que ya sabes,
fracciona y vencerás.
Un último paso, no menos importantes es, antes de enfrentarte
a cualquier tarea "resetearte", olvidar fracasos y experiencias
anteriores.
Nuestros mensajes internos son lo más dañinos a la hora de poner en
marcha nuestra voluntad. Por eso la pereza es un virus, que contagia por
autosugestión. El "no puedo", el "yo no valgo", el "no
me sale bien", es lo que en psicología se llama indefensión aprendida. Como
las experiencias anteriores han acabado
en fracaso, las próxima vez que lo intente, no lo intentaré de verdad, porque
me faltará lo más importante de todo: LA CONFIANZA EN MI MISMO.
Así que EMPEZAMOS, no volvemos. Una nueva oportunidad, para conseguir TODO lo que nos propongamos.
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