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23. LA VACUNA DE LA ACEPTACIÓN Y DOSIS PARA EL CAMBIO


                                        


Que duro vivir toda la vida sin sentirnos realmente satisfechos con lo que hacemos, con lo que somos. La creencia de que tenemos que ser mejores nos impide sentirnos orgullosos de lo que somos hoy.


Si aspiramos a la perfección, si queremos siempre hacer las cosas bien, seguro que haremos muchas menos cosas por miedo al fracaso o incluso al ridículo. Lo importante es hacerlo, intentarlo, no el éxito que consigamos con ello, porque el éxito es una medida relativa, y tan subjetiva que no podemos condicionar nuestros actos por ello. El triunfo personal vendría de perder el miedo al fracaso.




Para empezar, debemos llegar a la conclusión de que la perfección no existe. LA PERFECCIÓN NO EXISTE, lo repito para que nos quede claro.


Dedicamos tanta esfuerzo a que las cosas estén perfectas, que no somos justos al no valorar positivamente los progresos que cada día hacemos esperando siempre más, siempre poderlo hacer mejor.


Qué es lo perfecto. Sería como el término felicidad, es a lo que aspiramos y lo que deseamos , sin tener claro que es, solo que hay que llegar. Algo así como querer coger agua con las manos y sujetarla. Sin darnos cuenta que querer agarrarla es perderla.


Lo que valemos como personas nunca puede estar condicionado a lo que hacemos bien. Con lo que hacemos bien no aprendemos nada, y en cambio con nuestros fracasos y errores, encontramos magníficas lecciones.




Es la diferencia entre buscar la perfección y tener metas , la que marca lo disfuncional e incluso patológico con lo funcional y adaptativo.


Marcarse nuevos retos , es necesario para el bienestar físico y mental. Es muy importante, que tengamos ilusiones y proyectos que nos hagan mejorar cada día. Ganas de aprender continuamente, de poner pasión a nuestras actividades más cotidianas.


Pero por el contrario, luchar por hacer las cosas perfectas, significaría ponernos unos objetivos tan elevados y ambiciosos, que nos provocaría una situación constante de frustración y tensión.




Todo lo que se sale de nuestro marco de seguridad, de lo que sabemos hacer, nos asusta. -No sé, no puedo, soy incapaz....


Frases que nos retienen, que nos limitan tanto y que a su vez  nos dan cierta comodidad para decirnos lo que podemos y no podemos hacer. Aparentemente cómodo, pero inmensamente debilitante.


 Si se lo que puedo hacer y lo que no, no tengo que arriesgar, ni que intentar nada nuevo. Y ese sería empezar a morir un poco, si todo lo que tenía que saber hacer ya lo hice.




Podemos decidir vivir cada día como un único día, agarrando el presente que es lo único que realmente tenemos, como oportunidad de cambio continuo. No dejemos que la preocupación por lo que ocurrió, o el miedo por lo que puede pasar, te impida a hacer hoy todo lo que quieras, aunque no puedas ni sepas. HAZLO.




Lo que hacemos es lo que somos, y nos convertimos en lo que más practicamos.


Si no te gusta lo que eres, cambia lo que haces.




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