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20. DOSIS DE OPTIMISMO





Uno de los mayores hallazgos de la psicología de los últimos años, es que los individuos somos dueños y responsables de nuestra manera de pensar. A mediados del s.XX se pensaba que el hombre era producto de una genética y consecuencia del medio en el que vivía. Palabras como impulsos, reforzamiento, estimulo, represiones...servían para explicar el comportamiento humano con la base científica que se necesitaba para introducir a la psicología como ciencia.

Después de años de intentos por conseguir un acuerdo y aproximar posturas, se ha llegado a la conclusión ( aunque por supuesto sigue habiendo detractores) que son las IDEAS las que explican el comportamiento individual.

Si esta es la realidad ,es fácil entender que así como pensemos nosotros el mundo, llegaremos a verlo. Aunque esta pauta es fácil para algunos, puede ser un verdadero calvario para otros y motivo de diversos trastornos psicológicos.

Por tanto una mayoría de ideas negativas sobre la realidad, daría como consecuencia una manera de pensar negativa o PESIMISTA y por el contrario una manera positiva de enfrentarnos a las situaciones sería una practica de pensamiento positivo u OPTIMISMO.


Aunque hayamos aprendido a ser pesimista de pequeños, se puede aprender a ser optimista de mayores.

Son muchas las ventajas de ser optimistas, como para entender, que sería necesario, cambiar nuestro patrón de pensamiento, si este nos produce malestar y negatividad en  muchas situaciones.

El optimismo, es una actitud activa, en la que nos enfrentamos a los problemas en su conjunto, valorando lo positivo y lo negativo y no tirando la toalla ante la primera dificultad.

La persona pesimista, se sitúa ante los problemas como el que mira una cuadro muy de cerca,  y la persona optimista se coloca más lejos, toma perspectiva y valora toda la situación ,obteniendo más datos con mayor probabilidad de tomar las decisiones apropiadas.

¿Cuáles serían las características que deberíamos aprender de los optimistas?

Si seguimos su decálogo, podremos empezar a practicar, una de las mejoras maneras de mantenernos inmunes a las situaciones complicadas que la vida inevitablemente nos traerá y protegeremos nuestra mente y como consecuencia nuestro cuerpo. Recordar que el cuerpo es el que en muchas ocasiones nos habla, cuando no queremos escuchar a la mente. Nos manda señales y nos pide a gritos ( en forma de enfermedades, dolores, ...), que nos dediquemos más a nosotros mismos, a escucharnos.

Por eso es tan importante, que nuestros diálogos internos se vuelvan cada vez más positivos.


                                  DECÁLOGO DEL OPTIMISTA

             I.      El optimista acepta a los demás como son, no intenta cambiarlos y no mantiene rencor.

          II.      El optimista disfruta del presente, sin miedo por el futuro y sin quedar anclado en el pasado.

       III.      El optimista, ante las dificultades y los momentos difíciles, no se rinde, lucha con la esperanza que su esfuerzo tenga finalmente recompensa.

       IV.      El optimista no se queja ni se lamenta, sabe que eso es una pérdida de energía

          V.      El optimista cuida su lenguaje interno. No utiliza juicios de valor ni términos extremistas y radicales como: nunca, jamás, siempre, inútil.....

       VI.      El optimista busca y mantiene ilusiones y proyectos.

    VII.      El optimista se siente libre, sin ataduras ni dependencias de nada ni de nadie.

 VIII.      El optimista se permite en ocasiones estar triste, pero nunca desesperado.

       IX.      El optimista, no se cree mejor que nadie, pero si lo suficientemente bueno, para hacer lo que se propone.

          X.      El optimista es generoso, agradecido y piensa en los demás.


"Soy optimista, no me parece muy útil ser otra cosa"  Winston Churchill


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