Las adicciones siguen aumentando , como manera de canalizar emociones
y sentimientos, no identificados ni resueltos.
Adicción a las redes sociales, adicción a la comida, adicción
a sustancias psicotrópicas ( ya sean drogas o fármacos psiquiátricos), adicción
al juego......y así un largo etcétera de dificultad en el control de ciertos
impulsos que impide llevar una vida serena y satisfactoria.
Pero quizás de todas estas adicciones, una de las más
alarmante por frecuencia e intensidad de
quienes la padecen es la ADICCIÓN AL SUFRIMIENTO.
De nuestro repertorio emocional, la tristeza es una emoción
importante con la que nos enfrentamos y elaboramos las situaciones conflictivas y
dolorosas para nosotros. Es por tanto una emoción funcional , pero en
numerosas ocasiones, se torna disfuncional cuando somos nosotros mismos, los
que buscamos y provocamos esas situaciones, para agarrarnos a un sentimiento
que de manera errónea, consideramos necesario para vivir de manera
"realista".
Y esa manera "realista" de querer vivir, nunca
debería ser la de la autocompasión y la queja constante.
Si hay algo de tu vida que no te guste, CÁMBIALO, y si no se puede cambiar, ACÉPTALO, no nos
instalemos en una queja pasiva, para quedar atrapados en una espiral, tan
dañina como peligrosa.
Vivimos "contagiados", por un estado de animo bajo
continuo, por la queja crónica, por ver lo que va mal en vez de lo que
funciona, por fijarnos en lo que nos falta en vez de lo que tenemos. y así no
vivimos, sobrevivimos.
Hay veces que este sufrimiento se utiliza, como medio para
obtener la atención de los demás. Si todo fuera bien, no tendríamos a nadie
preguntándonos e interesados, por saber si nos sentimos mejor. Es lo que se
conoce como juego de la victima, con el que conseguimos reforzar nuestro sufrimiento, y con el que además, los
demás, nos permiten seguir sufriendo.
La intensidad y la pasión con la que debemos vivir, nunca debería
pasar por el sufrimiento.
No se ama más cuando se sufre, se ama peor.
No se vive de manera más consciente cuando sufrimos, se vive
peor.
La resistencia al cambio con la que nos encontramos los
profesionales, es debido, a que el sufrimiento, se utiliza como escudo
protector, "si sufro, ya me voy acostumbrando para cuando tenga que sufrir
de verdad", o " si pienso en negativo, evitaré que ocurra alguna desgracia".
Vivir sin sufrir, produce vértigo, nos hace sentirnos
demasiado vulnerables.
La vida es sencilla, pero nosotros nos pasamos la vida complicándonosla.
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