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8. VIRUS ESTIVALES



¿ Puede ocurrir que el verano afecte a nuestro sistema inmune emocional de manera más virulenta?
La respuesta es SI.
Parece que durante todo el año, esperamos y deseamos que llegue el verano, donde poder dedicarnos a hacer todo aquello, que creemos no tener tiempo.
Parece que el tiempo, o mejor dicho la falta de este, nos impide cumplir nuestros deseos.
El tiempo puede ser el culpable, ¿pero puede también ocurrir que el problema sea que no lo sabemos usar?
Por otro lado , ¿ Que ocurre cuando después de posponer todo para cuando llegue el verano, se pasa sin apenas enterarnos, y sin haber cumplido nuestros objetivos?.
Llega la frustración, con la que comenzamos un nuevo curso, arrastrando " virus ", sin curar.

Esperamos las vacaciones para descansar.

Esperamos las vacaciones para hablar más con nuestras parejas, para incluso solucionar alguna crisis.
Esperamos las vacaciones para disfrutar de nuestros hijos, todo lo que el trabajo, el estrés y el mal humor por los problemas diarios no nos permiten disfrutar.
Esperamos las vacaciones para ver a esos amigos, con los que siempre intentamos quedar, pero no podemos por incompatibilidad de horarios y kilómetros.
Esperamos las vacaciones para tantas cosas.....
Vivimos entonces esperando, dejando para un tiempo futuro nuestros deseos ¿ Que estamos haciendo hoy ?.

Todo un año, esperando unos días, apenas unos días que se pasan fugaces, y que solo nos dejan un sabor agridulce en el recuerdo.


Terminan las vacaciones, y comienza de nuevo la cuenta atrás de las siguientes, con la sensación de no haber podido realizar todo lo propuesto, o en algunos caso incluso, habiendo empeorado la situación , por un planteamiento de metas inalcanzable e inviable.


Y todas estos sentimientos conocido como síndrome post vacacional, no es otra cosa, que la ilusión desinflada de haber visto pasar un verano diferente al que habíamos soñado.

Entendemos por síndrome post vacacional, la desidia que nos produce volver a la rutina, a la realidad. ¿ Significa entonces que el verano no es real? o lo que es peor ¿significa que existen 11 meses en el año de rutina asfixiante frente a un solo mes de libertad y bienestar?. Sería por tanto esta, una proporción bastante desequilibrada.



Es cierto que para muchos es momento de cargar pilas, de descansar, de cambiar de aires y salir de la rutina.


Pero suele ocurrir que necesitamos darnos vacaciones a nosotros mismos.

No dejamos hueco en nuestro equipaje para los diálogos internos y continuos, de autocrítica y exigencia, nos permitimos descansar sin censuras.
Nos permitimos cometer esos excesos que durante el año no nos dejamos.
Comer lo que nos apetezca, dormir, salir, reírnos, jugar, relajarnos ....
En definitiva hacemos las paces con nosotros mismos, después de meses de lucha interna.

Pero como entendemos esta tregua como transitoria, a la vuelta a casa, nos encontramos de nuevo otra vez con nosotros, con los pensamientos que no metimos en la maleta, pero que nos esperan de nuevo, para acompañarnos inevitablemente durante todo el año.


Podría ser este verano, una buena ocasión para hacer limpieza, una limpieza de nuestro armario personal. Parecido a cuando nos proponemos arreglar los cajones y sacar la nueva temporada de ropa.


Un momento que utilizamos para tirar todo aquello que sabemos no nos vamos a volver a poner, arreglar esa ropa que nos queda grande o pequeña para poderla utilizar, colocar en lugares de fácil acceso lo que más nos ponemos o dejar mas atrás lo que solo usamos en ocasiones muy especiales.

Esa misma labor podría ser un ejercicio muy interesante a realizar este verano.
Hay cosas que guardamos en nuestra memoria sin necesidad, que lo único que provocan es exceso de equipaje, es momento de decidir que ya no nos pertenece y decirles adiós.
Hay situaciones que hemos elaborado o entendido de manera errónea o dañina para nosotros mismos, debemos buscar una alternativa más funcional y sana, arreglarla, para usarla correctamente.
Otras cosas, no están situadas en el lugar correcto, es decir no le damos la importancia que realmente tienen, y nos dificulta el acceso a lo que realmente merece toda nuestra atención.
Coloquemos por tanto en primer lugar lo que es necesario para nosotros, no lo que creemos que debiera ser o lo que tiene que ser.
Hay que poder tener la lucidez de valorar todos los aspectos vitales de nuestra vida, y mantenerlos durante todo el año, y no solo disfrutar de ellos durante el verano.
El trabajo puede ser fuente de satisfacción, si va unido a una vida plena, llena de otros momentos tan importantes como el ocio, el descanso, el cuidado personal, los momentos diarios de disfrutar de los hijos o de la pareja.....
Hagamos entonces la paces este verano con nosotros, pero para siempre. Vamos a aceptarnos, a querernos y a ser más flexibles y permisivos, solo así nos permanecerá "el moreno veraniego".

¡ Serenas Vacaciones!











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